Casi un mes sin escribir… ¡estoy que me subo por las paredes!
Sé que dicen que el hábito de escribir, aunque sea 15 minutos al día es importante para sacar adelante un libro. Pero cuando no se puede, no se puede. Como dogma está bien, pero yo no soy capaz de trabajar así. Necesito sentarme y concentrarme un rato para ser productivo. Necesito meterme en la historia y en quince minutos no soy capaz de cambiar el chip y escribir un párrafo decente y quedarme con todo lo que tengo por sacar encerrado hasta el día siguiente.
Si arranco, lo hago con todas las consecuencias y la familia corre el riesgo de quedarse sin cenar o mi trabajo «real» sin hacer.
Por suerte, he podido hacer un hueco entre todas las responsabilidades y obligaciones para sentarme delante del ordenador y retomar una de las mayores aventuras que se puede vivir. Volcar una historia salida de mi mente en un montón de palabras que la transformen en algo real y palpable. Y sobre todo haciendo que pueda ser compartida con otras personas.
¡¡¡A teclear se ha dicho!!!


Deja un comentario